viernes, 20 de julio de 2012

¿Le queda un tiro en la recámara al gran Vino?

Mucho se habla estos días sobre Wiggins y su Tour, su disputa con Froome, de Sagan, de Greipel, de Voeckler y  del siempre presente dopaje, de la mano de Di gregorio y Schleck en esta edición. Y no está mal, puesto que son los protagonistas en Francia, pero poco se dice de un grandioso corredor, de esos chapados a la antigua, que poco caso hace al pinganillo y corre al ataque.
Alexander Vinokourov, de él se trata, se retiró del ciclismo el año pasado luego del terrible accidente sufrido en esta misma carrera, con graves heridas y fracturas. Meses después sorprendió a todos al culminar la temporada compitiendo y anunciando que volvería por  un año más para retirarse, como corresponde, arriba de la bici.
Es evidente que el veterano kazajo no es el mismo que antes de la lesión, y su anónima temporada así lo confirma. Pero, con los Juegos Olímpicos a la vuelta de la esquina, y sus anunciados deseos de vestir por última vez el maillot de su país, hoy conocido en el mapa gracias a él, hay indicios que indican que no irá de paseo a Londres.
La última semana de la grande bouclé estuvo siempre en la escapada buena, con escaso éxito, es cierto, pero el experimentado corredor sabe que ya no es el mismo, que su accidente lo ha lastrado y que debe modificar su modo de correr.
Por eso, y como tantos otros que van a preparar el Mundial a la Vuelta a España, y emulando al  gran Paolo Bettini, un experto en estas lides,  Vino ha ido a entrenar al Tour y su forma ha ido creciendo con la semanas, al punto que en esta tercera se dejó ver todos los días y hoy estuvo a unos pocos kilómetros de dar el golpe.
¿Qué más se puede decir de este corredor de 38 años, ganador de clásicas, y carreras de todo tipo, incluida una Vuelta a España?. Sí, manchó su carrera con el positivo en 2007, pero ha demostrado su categoría al volver de la suspensión y seguir ganando.
Su calidad es incontrastable, pero lo que se agradece es su casta, su deseo de atacar siempre sin mirar atrás, aunque después termine pagando los esfuerzos. En un momento tan mezquino del ciclismo actual donde todo se decide desde el pinganillo, corredores como este son un bálsamo para los espectadores.
Quizás le quede un día de gloria en sus piernas para sumar a su ya extraordinario palmarés el título olímpico  que se le escapó en el 2000 y coronar así la carrera del último ciclista sin miedo a atacar.
Porque como dijera el gran Rudy Tomjanovich al ganar el título de la NBA con Houston Rockets luego de entrar a playoffs por la ventana: "Nunca subestimen el corazón de un campeón".

2 comentarios:

  1. Muy buen informe!!y creo absolutamente en la ultima frase..nunca subestimen el corazón de un campeón.

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  2. AHI ESTA EL TIRO QUE LE QUEDABA EN LA RECAMARA, NADA MAS Y NADA MENOS CAMPEON OLIMPICO!!!
    EXELENTE BLOG

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