domingo, 29 de julio de 2012

La confirmación de Urán

El triunfo del veterano Alexandre Vinokourov, un fuera de serie, en la prueba en línea de los Juegos Olímpicos de Londres, no opacó al segundo clasificado, Rigoberto Urán, el presente y el futuro del ciclismo mundial.
La historia del colombiano, de difícil infancia, donde entre otras cosas perdió a  su padre asesinado, ha sido la de un lento pero constante progreso sobre la bicicleta, fundamentalmente los últimos años donde dejó algunas pinceladas de su talento y mejoró su posición final en cada carrera de tres semanas que disputó.
Sus inicios en Europa no fueron demasiado auspiciosos en el pequeño equipo Tenax de Italia, con desafortunadas caídas en el camino que interrumpieron su desempeño, pero mostró lo suficiente como para que un equipo Pro Tour con mayor importancia y presupuesto, el Unibet.com, se fijara en él, con lo que inmediatamente se produjo un salto de calidad para el sudamericano.
Esa temporada en el equipo de licencia sueca volvió a quedar trunca con una grave caída con importantes fracturas, pero a pesar de ello logró dejar huella y los ojos de Eusebio Unzué se posaron en él, por lo que fichó en Movistar, una estructura que le sentó mejor, algo que quedó en evidencia con podios en Volta a Cataluña, Giro de Lombardía, y ya en años posteriores, grandes actuaciones en el Tour de Francia y Vuelta a  Suiza, todo gracias a su calidad en montaña y su solvencia contra el crono.
Pero su progresión no se detuvo y su fichaje por el mejor equipo del mundo, el Team Sky, fue aún más acertado, llegando a disputar la clasificación de Mejor Jóven en la Grande Bouclé 2011, y consiguiendo dicho maillot al año siguiente en el Giro de Italia, donde además finalizó 7ªmo, demostrando su continuo crecimiento y su fiabilidad para las grandes vueltas, todo esto con 25 años de edad.
La frutilla del postre de la, hasta ahora, ascendente trayectoria de este colombiano, llegó ayer con la medalla de plata obtenida en una carrera descontrolada, larga y muy difícil, donde de hecho fue él quién atacó y produjo el corte definitivo, con la mala fortuna que fue un zorro viejo como Vinokourov quién tomó su rueda.
Una lástima que se quedó "sin piernas" en el final según dijo después, aunque quizás cometió un error garrafal al dar vuelta la cara en los momentos culminantes para mirar a su rival y desconcentrarse frente a un veterano con mil batallas como el kazajo.
Seguramente tendrá revancha Rigoberto, ya que son tan sólo sus segundos Juegos: el primero, el del aprendizaje en Pekín, y éste, el de la confirmación como grande en tan sólo 4 años, con una medalla que todos buscan y sólo unos pocos elegidos consiguen.
Nacido entre montañas, inserto en el mejor equipo posible, con una juventud insultante y una progresión permanente, Urán invita a soñar al ciclismo latinoamericano con demostraciones codo a codo en las próximas grandes citas del calendario mundial, donde nada tiene que envidiarle a los Contador, Schleck, Wiggins y compañía.

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